¿Cuál será nuestro futuro?
- Yamile Montesdeoca León
- 14 jun 2016
- 3 Min. de lectura

El Acuerdo de París se redactó fruto de la Convención Marco sobre el Cambio Climático (CMCC) realizada del 30 de noviembre al 11 de diciembre de 2015. Sin dudas, fue un hecho de gran trascendencia mediática e histórica, pero ¿decisivo y vinculante?
Casualmente, el 2015, según expertos de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), fue el año más caliente de la historia. Se confirmó que entre enero a octubre de ese año la temperatura media en la superficie del planeta sería la más elevada de las registradas hasta la actualidad. Los números obligan para seguir teniendo un planeta viable y vivible.
La CMCC se basó en los resultados de un estudio del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC). Tomaremos algunos fundamentos para tratar de identificar la cuestión.
Según estos científicos, las principales causas del calentamiento global son producto de la incineración de combustibles fósiles de coches, fábricas y producción de electricidad. Además, aseguran que “se está produciendo una interferencia humana en el sistema climático, y plantea riesgos para los sistemas humanos y naturales”. A la sazón, el cambio climático antropogénico es un hecho. También, aseveran que “las proyecciones indican que, a lo largo del siglo XXI, los impactos del cambio climático ralentizarán el crecimiento económico, harán más difícil reducir la pobreza, menoscabarán más la seguridad alimentaria, y harán que continúen las trampas de pobreza existentes y se creen otras nuevas, especialmente en las zonas urbanas y las nuevas zonas críticas de hambruna” [1]. Es decir, los países más vulnerables son los más pobres y en desarrollo con bajos ingresos. Como dicta el Acuerdo, el compromiso de los países desarrollados debe ser crucial para impedir o disminuir estos efectos. Por último, un estudio del MSN Green muestra cuáles son los diez países que más contaminan, los cuales son: China, Brasil, Estados Unidos, Indonesia, Japón, India, México, Rusia, Australia y Perú.
El Acuerdo de París sigue demostrando las diferencias entre los países desarrollados y en desarrollo. Las palabras a la larga no vinculan ya que, según el presidente de la cumbre, el acuerdo no está asegurado, puesto que los principales conflictos con los que arrancó la negociación están más suavizados pero "no resueltos". En el Acuerdo, todo quedó en que las Partes se asegurarán de cumplir con sus objetivos nacionales de reducción de la emisión, actualizándose los datos en 2020. Se estableció una invitación parala firma y ratificación del Acuerdo en Nueva York del 22 de abril al 21 de abril del 2017.
Conjuntamente, en el documento de 40 páginas, “invitan al Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático a que presente, en 2018, un informe especial sobre los efectos que produciría un calentamiento global de 1,5 ºC con respecto a los niveles preindustriales y las trayectorias correspondientes que deberían seguir las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero"[2]. Suponiendo que la emisión seguirá siendo alta y que se debe tener un “camino creíble”, según expresó Hollande.
Nuestro futuro y el del planeta están en juego. Ya se instauró que el tema urge, pero los países desarrollados quieren seguir en su grupo y los países en desarrollo quieren crecer para integrar el primer grupo. Aunque más allá de esto cada parte, si quiere tener éxito en este camino en contra del calentamiento global, debe controlar y dominar a sus contaminadores. El pasado mes de abril, salió a la luz un artículo, basado en un informe secreto filtrado por WikiLeaks[3], en donde se planteó que para el 2050 el ser humano se quedará sin agua potable. En el informe de WikiLeaks se detalla que Nestlé, la compañía de alimentos más grande del mundo, cree que un tercio de la población mundial se verá afectada por la escasez de agua dulce en el año 2025, y que la situación se volverá cada vez más grave y potencialmente catastrófica para el año 2050. Principalmente, esto se predice por el aumento de la población, el aumento del consumo de carne, y las nuevas demandas de biocombustibles. Con lo cual nos preguntamos: ¿Hacia dónde nos lleva este panorama?. El mundo definitivamente está cambiando, ¿lo está haciendo usted?.
[1] https://www.ipcc.ch/pdf/assessment-report/ar5/wg2/ar5_wgII_spm_es.pdf
[2] http://unfccc.int/resource/docs/2015/cop21/spa/l09s.pdf
[3] https://wikileaks.org/plusd/cables/09BERN129_a.html
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